Tanto el guaraní como el castellano que hablamos, por el contacto en que convivieron, se han interferido mutuamente en la pronunciación, en el léxico y en las estructuras gramaticales. Se llegó en la actualidad a una situación en que se hablan dos lenguas, cada una de las cuales tienen a su vez variedades -que son dos "continuums" y, de las que por medio de una abstracción podemos separar una más prestigiosa o estándar que se usa en situaciones formales y otra coloquial o popular usada en las relaciones más íntimas e informales. Las variedades del castellano y del guaraní que tienen menor cantidad de interferencia son las más prestigiosas. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que un purismo excesivo resulta perjudicial.
En el guaraní paraguayo hay mucha interferencia del español y se usan innumerables hispanismos. Los hispanismos son préstamos o palabras extranjeras que se integran en la lengua, a veces con cambios fonéticos, como serían: sevói (cebolla), asuka (azúcar), aramiro (almidón). Muchos piensan que los hispanismos constituyen un gran peligro para la sobrevivencia del guaraní, están equivocados. Los hispanismos fueron desde el siglo XVI un procedimiento adoptado por la lengua para asimilar y ponerse a tono con el forzoso cambio cultural que la presencia del europeo y la adopción de su estilo de vida impuso a los guaraníes (Morínigo: 176).
Las interferencias, en cambio, son ocasionales y generalmente consisten en la introducción de palabras tal como se pronuncian en la lengua de origen. La planificación lingüística podría ayudar a disminuir la cantidad de interferencias.
El castellano paragayo debe muchas de sus características a las diferencias dialectales de la lengua de los colonizadores y otras a interferencias del guaraní (Krivoshein y Corvalán: 13). Vamos a citar algunas de ellas solamente como ejemplos ilustrativos.
La pronunciación local de la /ll/ como consonante palatal lateral es diferente a la de la /y/ como consonante africada. En esto difiere de la pronunciación de los otros países rioplatenses donde ambas corresponden al mismo sonido de consonante palatal fricativa sonora: halla y haya se pronuncian de la misma forma. En el castellano paraguayo no hay diferenciación entre la pronunciación de /s/, /c/ y /z/, todas se pronuncian como alveolar fricativa, en cambio en España y algunos otros países hispano-hablantes se pronuncian como palatal fricativa la /s/ y como interdental la /c/ y la /z/. El voseo es común a toda la región rioplatense y la única forma de segunda persona de trato informal usada en el Paraguay.
Una de las innumerables singularidades léxicas que se pueden citar como ejemplo de arcaísmo proveniente del habla de los colonizadores es la palabra argel que para nosotros significa antipático, desagradable, y la aplicamos tanto a personas como a objetos. Posiblemente esta palabra la usaban como adjetivo despectivo los españoles del siglo XV comparando a las personas con quienes no simpatizaban con sus enemigos, los moros que vivían en Argelia.
La mezcla de lenguas puede producir enriquecimiento, empobrecimiento y sustitución y en nuestra habla cotidiana se dan en forma profusa estos tres fenómenos (Krivoshein y Corvalán: 15). Ejemplos de enriquecimiento serían las partículas del guaraní usadas cuando hablamos en castellano como na (por favor), pa (partícula interrogativa), gua'u (ficticiamente), y tantas otras; así como tantísimas palabras tomadas en forma de préstamo, como ñembotavy (hacerse el desentendido), mbarete (poderoso), oparei (final intrascendente). Empobrecimiento sería el desconocimiento o poco uso de palabras como jalar, bonito o cesta. Ejemplo de sustitución entre otros muchísimos sería el uso del diminutivo i en vez de los castellanos illo o cillo: Jose'i en vez de Josecillo.
Como otra forma de enriquecimiento podría considerarse a las palabras o frases mixtas, formadas con elementos de ambas lenguas, que se usan tanto en el guaraní como en el español paraguayo coloquial, y que se siguen formando todos los días. Dos de las que aparecieron recientemente son pila'i e ingueroviable. La primera significa débil, desganado y proviene del uso generalizado de la radio a transistores entre los campesinos paraguayos. La segunda es creación de intelectuales y periodistas en son de broma y significa increíble.
Germán de Granda (1990: 162) opina al respecto que la interferencia léxica del guaraní sobre el español paraguayo, lejos de representar un elemento desestructurador de este último código lingüístico, constituye, por el contrario, un factor positivo de enriquecimiento del mismo y desempeña un relevante papel en cuanto a expresión de amplias posibilidades denotativas y connotativas que no podrían ser realizadas utilizando solamente los recursos léxicos propios del castellano normativo.
Para que la población paraguaya pueda acceder al uso correcto y eficiente de sus dos lenguas sería preciso encarar en forma seria y organizada la educación bilingüe basada en una planificación lingüística que tomara en cuenta: la selección de normas prestigiosas para el guaraní y el español paraguayos; la aceptación de las mismas especialmente en la enseñanza y en los medios de comunicación; codificación progresiva de los diasistemas paraguayos español y guaraní; y la elaboración de ambos sistemas a partir de la codificación y la normalización (Granda; 1982: 84).
En el sistema educativo de nuestro país, se han fijado como metas en la enseñanza de ambas lenguas modelos de variedades que no tienen uso en el país, ni aun en la región rioplatense. Se trata de enseñar una variedad de castellano con, por ejemplo, los pronombres tú y vosotros de segunda persona de trato informal y las conjugaciones verbales correspondientes (Krivoshein y Corvalán: 11). En el guaraní que se enseña en los cursos básicos de la educación secundaria se ha introducido una excesiva cantidad de neologismos que no son conocidos ni usados en el habla corriente, como sistemas de numeración, días de la semana, meses del año, elementos de aula, etc.
La equivocada elección de los objetivos respecto a las variedades de las lenguas nacionales produce rechazo por parte de los alumnos y padres de familia -en el caso del guaraní-, dificultades de comunicación y bajo rendimiento escolar -en el caso del castellano.
El error principal, sin embargo, en la política educativa paraguaya -para el que actualmente hay propósito de enmienda- es la ausencia de programas de alfabetización en lengua materna para los que hablan sólo guaraní- y enseñanza del español como segunda lengua. Esta deficiencia provoca una falta de aprovechamiento en todas las materias y especialmente en castellano, deserción y un rendimiento escolar que en la primaria no alcanza el 50%. Los niños que llegan a aprender el castellano a pesar de que no se les enseña en forma adecuada la estructura de la lengua quedan con una competencia lingüística deficiente para toda la vida.
Para que la educación dé los resultados esperados en una sociedad bilingüe como la nuestra debe hacerse en la lengua materna en los tres primeros grados y enseñar la segunda lengua como lengua extranjera. Además se deben elegir las variedades de guaraní y español que sean más adecuadas y funcionales.
El español paraguayo coloquial debe usarse para redactar los primeros textos de educación primaria (Krivoshein y Corvalán : 19) porque tiene características muy propias en cuanto a léxico y estructura gramatical. Ningún niño en edad de empezar la escuela -aun de clase alta- entiende más que esa variedad de castellano porque existen en él carencias, diferencias léxicas y gramaticales respecto al español paraguayo estándar y ni qué decir respecto a la variedad ibérica que usan muchos textos escolares y libros de cuentos infantiles.
El español paraguayo estándar, que se usa en los medios de comunicación y otras situaciones formales, en el que se respetan las normas que fija la Real Academia Española aunque eligiendo modalidades y estilo propios de entre las posibilidades que da la lengua, es la variedad de español cuyo conocimiento tendría que ser la meta en la educación paraguaya; pero que debería ser introducida progresivamente durante la educación primaria mediante métodos adecuados y modernos de enseñanza de lenguas (Krivoshein y Corvalán: 9, 17, 18).
La aspiración generalizada en nuestro país, que tendría que ser el objetivo de la planificación lingüística y de la educación bilingüe bicultural, es el logro de un bilinguismo coordinado entre guaraní y castellano para todos los habitantes. Esta es la condición indispensable para que el país tenga posibilidades de practicar la democracia, conservar su identidad nacional, acceder al progreso socio-económico y participar con éxito de la integración regional en el marco del Mercosur.
Muy interesante!!! necesito conocer el autor y la bibliografía por favor.
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