dos lenguas en contacto
A las personas que hablan dos lenguas las llamamos bilingües y a las comunidades en las que coexisten dos lenguas se las suele llamar diglósicas. La diglosia es una situación en que una de las dos lenguas -llamada lengua alta o estandar- goza de un estatus más privilegiado: se la usa en situaciones formales como serían la administración pública, el sistema educativo, la religión y los medios de comunicación. La otra lengua -la lengua baja o vernácula-, se usa en situaciones informales: en el hogar, en el trabajo, con familiares y amigos.Las comunidades lingüísticas en las que están difundidos tanto la diglosia como el bilinguismo a veces hasta comprenden una nación entera, pero realmente hay pocas naciones que sean totalmente bilingües. Una aproximación a tal nación es el Paraguay, donde más de la mitad de la población habla español y guaraní (Fishman; 1979: 121; citando a Rubin).
Desde el comienzo de la colonia el castellano fue la lengua alta en la región, que se usó en documentos oficiales y relaciones con el gobierno mientras que el guaraní se usaba en las relaciones íntimas, familiares y laborales (Meliá: 41; Morínigo: 70). Esta situación persiste hasta hoy en día y es causa de una relación injusta en que una gran parte de la nación -los que hablan sólo en guaraní y que son un 40% del total- no tienen acceso al gobierno, la educación, la cultura universal y, a consecuencia de ello, al progreso económico. En las misiones jesuíticas que convivieron con la sociedad colonial, la situación del guaraní era diferente. En ellas fue desde el principio lengua literaria y se usó para enseñar a los indígenas a leer y escribir. Fue la lengua única de los pueblos de indios de las misiones de los jesuitas y en ellos hasta la correspondencia oficial con las autoridades se llevaba en guaraní (77).
El guaraní de las misiones era lengua de indios de un nuevo modelo de sociedad que tal vez ninguna otra lengua aborigen americana haya emprendido, la aventura de una adaptación a necesidades culturales traídas de afuera, sin negarse a sí misma (Meliá: 42). Después que los jesuitas fueron expulsados de la región desapareció el modelo de sociedad que crearon, aunque se conservaron -además de las impresionantes ruinas que hoy admiramos- documentos y literatura en guaraní producida bajo su influencia. Es muy probable que esa experiencia fue la que más ayudó a la sobrevivencia y grado de difusión actual del guaraní en nuestro país.
Hoy en día, aunque hay hablantes de ambas lenguas tanto en áreas urbanas como en las rurales, prevalece el bilinguismo y el monolinguismo en español en las primeras y el monolinguismo en guaraní en las últimas. El guaraní todavía puede considerarse como lengua vernácula usada en situaciones informales, pero su situación está empezando a cambiar -por lo menos respecto a su estatus legal- por su reciente inclusión como lengua oficial en la Constitución Nacional de 1992, así como por la inclusión en ella del artículo referente a su uso en la educación.
El castellano continúa siendo la lengua que goza de mayor prestigio en nuestro país, porque todos somos conscientes de que su conocimiento es indispensable para relacionarnos con los países vecinos, tener acceso a la educación, la justicia, el gobierno, los puestos de trabajo y -por consiguiente- a la prosperidad económica. Sin embargo, el guaraní despierta en la gente sentimientos de orgullo y lealtad lingüística (Granda; 1990: 160). El conocimiento del guaraní es tenido como índice de la nacionalidad paraguaya, se considera extranjero al que no lo habla. Los paraguayos siguen siendo nacionalistas y mucho de esa emoción parece que se relaciona con sentimientos sobre su lengua (Service: 287).
El contacto de lenguas está considerado como un aspecto del contacto de las culturas y la interferencia lingüística como difusión de las culturas y aculturación (Weinreich: 5). Cuando en una región o país se ponen en contacto e interactúan dos comunidades de diferentes culturas que hablan diferentes lenguas, como resultado de este contacto pueden darse tres posibilidades: 1) Que una de las lenguas prevalezca sobre la otra y la haga desaparecer; 2) Que se produzca una mezcla de las dos lenguas formando una tercera como, por ejemplo, la lengua inglesa actual; 3) Que se use el "code switching" o cambio de código, alternando en el habla trozos de ambas lenguas.
En nuestro país, ninguna de las dos lenguas que entraron en contacto desde la época de la conquista llegó hasta ahora a prevalecer sobre la otra hasta hacerla desaparecer y, aparentemente, no parece que esto sea posible a corto plazo. Tampoco llegó hasta ahora a formarse una tercera lengua, aunque ambas -tanto el guaraní como el castellano que hablamos corrientemente- contienen una considerable proporción de mezcla del uno en el otro. El cambio de código es de uso muy frecuente entre nosotros.
Se suele llamar jopara al guaraní paraguayo que tiene mucha interferencia del castellano. Esta variedad no puede todavía considerarse como una nueva lengua porque la interferencia se da guaraní. Pero si no actuamos a tiempo corrigiendo el uso de las lenguas en la educación, podría llegar a formarse una tercera lengua.
Las cifras sobre el bilinguismo paraguayo que arrojan los censos no son confiables porque no especifican el grado de bilinguismo de las personas (Granda; 1980: 16). La mayoría además de hablar una de las dos lenguas tenemos por lo menos algún conocimiento de la otra y la competencia lingüística en la segunda puede variar entre bilinguismo incipiente y subordinado. Son pocos los que realmente puedan considerarse bilingües coordinados, es decir, personas que manejan ambas lenguas con la misma soltura y perfección.
El manejo deficiente del español es muy notorio, la mayoría tenemos serias dificultades para expresarnos en español. "Las dificultades que comportan los textos de español paraguayo de representantes de los sociolectos más profundamente interferidos por el guaraní pueden ser excesivas y conducir a momentos de parcial interrupción comunicativa o de alteración parcial o total del mensaje emitido" (Granda; 1982: 81).
Las faltas de concordancia, la ausencia de expresiones con estructuras más complejas, la incoherencia y la inexactitud, son características en el habla y en la redacción de la mayoría de los estudiantes y, ni qué hablar, de las clases populares.
Esta situación, consecuencia del tratamiento injusto para con los hablantes del guaraní que se practicó desde la colonia, continuó o se incrementó en la de la independencia y persiste hasta hoy, puede tener consecuencias muy graves para la sociedad paraguaya. "Es el ser y la justificación de la sociedad paraguaya lo que está en juego". Un sistema lingüístico no es mejor que otro, una lengua no es superior a otra, lo único malo es carecer de lengua y el alinguismo es por desgracia posible (Meliá; 1988: 39, 40).
La poca competencia de los paraguayos en general en el uso del castellano se debe a que en el sistema educativo se pretendió y se pretetende hasta ahora dar instrucción en una lengua que la mayoría de los niños -por lo menos el 60% de los que están en edad de comenzar la escuela- no entienden ni hablan. Más de la mitad dejan la escuela antes de concluir la etapa primaria y los que logran aprender el español lo aprenden en forma muy deficiente.
Generalmente los padres quieren que sus hijos aprendan a hablar, leer y escribir en castellano, pero ellos no son conscientes de que para que eso sea factible hace falta primero alfabetizarlos y darles instrucción en guaraní así como enseñarles el español como segunda lengua. Sienten la necesidad de conocer el castellano para tener acceso a la educación y la participación en el poder político y económico, pero no conocen las ventajas que puede representar un plan de educación bilingüe que, para tener éxito, tendría que ir precedido por una intensa campaña de conscientización de toda la población.
Para que surja un verdadero cambio en la relación entre ambas lenguas todavía falta redactar -a partir de la nueva Constitución- leyes que regulen su uso en la administración pública y los medios de comunicación, así como su aplicación efectiva en la educación. La planificación lingüística y la educación bilingüe encaradas con acierto a nivel nacional pueden ayudar muchísimo para desterrar la injusta situación de los monolingües en guaraní y las deficiencias de la competencia de los paraguayos en ambas lenguas.
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